"el Palacio Insular" (cabildo De Tenerife)

“El Palacio Insular” (edificio del Cabildo de Tenerife) fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento mediante el DECRETO 195/2017, de 4 de agosto (ver en más información)

DESCRIPCIÓN.

El Palacio Insular, sede del Cabildo tinerfeño, constituye uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y su gran torre, casi desproporcionada respecto al volumen del edificio, es en la actualidad uno de los iconos de la isla de Tenerife, de tal manera que su imagen se asocia indisolublemente a la de la institución, a la ciudad e, incluso, a la propia isla.
El proyecto del edificio fue encargado en 1934 por el entonces presidente de la Corporación, Maximino Acea, al arquitecto de la misma, José E. Marrero Regalado. El técnico llegó a realizar en colaboración con el arquitecto Schneider cuatro proyectos, de los cuales dos eran de tipo monumental y dos racionalistas. Resultó elegida la cuarta solución, de gran empaque monumental, justificada por el propio técnico por valorar la mayor perdurabilidad de los lenguajes clásicos. Las propuestas ofrecían respuestas no solo al aspecto de la fachada, sino también al desarrollo de las plantas y usos, resolviendo también la ordenación de la plaza contigua y los accesos a la ciudad.
Las obras se iniciaron el mismo año 1934 y finalizaron en 1940. La amplitud del edificio hizo pensar en compatibilizar sus funciones, finalmente, ante el peligro de que el gremio militar se hiciera cargo de él, se llevó a cabo una apresurada mudanza. Su planta es de forma rectangular desarrollada sobre un gran patio de luces, estructurándose en cinco pisos y un sótano en el cuerpo central. En tres de sus vértices existe una torre que sobresale una planta sobre el cuerpo del edificio y solo el vértice NE presenta la gran torrereloj de seis alturas, inspirada en el proyecto del estudio Lockwood, Green & Co. para el edificio industrial de la firma Schraff, de Massachusets, rematada por un cuerpo con arcos de medio punto.
La composición de la fachada, construida en piedra artificial, presenta un esquema de gran monumentalidad, con una galería porticada de medio punto en planta baja, realizada en piedra basáltica de Abona, que precede a las tres puertas adinteladas de acceso al edificio. Los tres pisos siguientes siguen el mismo esquema compositivo, con grandes columnas toscanas de orden gigante que recorren la totalidad de la fachada. En los intercolumnios se articulan cinco ventanas, que llegan hasta un entablamento de arquitrabe corrido y friso liso, en donde aparece el nombre de la institución. Sobre este se desarrolla otra altura con los mismos huecos y una cornisa que enmarca en el centro un escudo. Remata este cuerpo un parapeto que alterna tramos macizos con tramos abalaustrados.
Las restantes fachadas repiten en el centro de cada frontis el mismo diseño de la fachada principal: un cuerpo saliente compuesto por cinco grandes columnas toscanas, en cuyos intercolumnios se desarrollan vanos cuadrados. Se rematan mediante un entablamento que enmarca el escudo alojado en un muro macizo.
La torre mantiene el mismo esquema, que se repite en todos sus lados: dos columnas de orden toscano que finalizan en una cornisa resaltada, en la que se emplazan las esferas del reloj, para continuar con un cuerpo formado por cinco arcos de medio punto y, sobre él, dos bandas de columnas progresivamente retranqueadas hasta alcanzar la cúspide.

Entre los espacios interiores ha de destacarse el hall principal, revestido de mármol, así como la gran escalera que da acceso a la primera planta y al Salón de Plenos. La decoración de este se encargó a José Aguiar, cuyos murales reflejan una sucesión de escenas donde se diferencian la cara sur del mural con una representación bajo los temas de “Muchachas”, “Divinidad solar”, “El Nacimiento de las islas”, “La Tierra y las madres”, “Diosa con frutos”, “Aparición de la Virgen de Candelaria y la Evangelización del indígena”.
Los citados murales, que constituyen una obra de gran formato que aborda diferentes asuntos, desde la representación de los mitos del pueblo aborigen, hasta los acontecimientos históricos de la Conquista española y los signos sociales y económicos de la sociedad insular, con los ya señalados temas mitológicos, cultura popular, tradiciones, actividades relacionadas con el mar o con el agua, han sido también declarados Bien de Interés Cultural, con categoría de Bien Mueble, por Decreto 309/2011, de 4 de noviembre, del Gobierno de Canarias (BOC nº 225, de 15 de noviembre de 2011). La cara oeste está dedicada a escenas campesinas haciendo referencias al folklore de las Islas Canarias a través de un motivo central de la composición que plasma un balcón festivo. La cara este tiene como tema central escenas que reflejan la relación de la vida de las gentes con el mar y escenifica sus labores tanto de pesca como de trabajos portuarios. El mural aborda tanto mitos del pueblo aborigen como acontecimientos históricos y escenas sociales y económicas del Archipiélago.
El resto del interior del inmueble ha sufrido importantes transformaciones, salvo en las dependencias de la primera planta, que conserva elementos originales, además de los ya señalados.
Con carácter general, se puede señalar que el recurso al monumentalismo clásico, planteado por Marrero Regalado y seleccionado por la Corporación, se alejaba de los cánones vanguardistas y del lenguaje racionalista, muy en boga en la década de los 20-30, justificándose la elección por la magnificencia y perdurabilidad del clasicismo, así como por la identificación de su estética con las altas funciones de gobierno insular atribuidas al Cabildo y por la vocación del edificio de erigirse en símbolo de la ciudad y de la isla.

CRITERIOS DE DISTRIBUCIÓN Y COMPOSICIÓN:

Planta de forma rectangular desarrollada sobre un gran patio de luces; en cada vértice tiene una torre que sobresale: seis alturas la torre-reloj en el lado próximo al mar, y una en las restantes. La composición de la fachada tiene un esquema tradicional, a partir de un basamento, un doble orden y remate a modo de balaustre. Se divide en tres unidades. La primera se compone de un módulo, que sobresale del plano principal, que presenta en planta baja una galería porticada, formada por cinco arcos de medio punto. En los tres niveles superiores que forman esta unidad, presenta columnas adosadas de orden toscano. En los intercolumnios se articulan cinco ventanas, que llegan hasta un entablamento de arquitrabe corrido y friso liso, en donde aparece el nombre de la institución. Sobre éste se desarrolla otra altura con los mismos huecos y una cornisa que enmarca en el centro un escudo.
Remata este cuerpo una balaustrada. El segundo módulo, formado por todo el edificio excepto la torre, repite en el centro de cada frontis el mismo diseño de la fachada. El tercer, formado por la torre, repite el mismo esquema, con dos columnas de orden toscano a cada lado. El último nivel tiene cinco arcos de medio punto
apoya en una cornisa de resalte.
Elementos de Interés: Torre-reloj. Escalera imperial de mármol. Salón de Actos con pinturas de José Aguiar. Vidriera, tratamiento de ebanistería, decoración exterior, tratamiento de la piedra en fachada.

BIENES MUEBLES VINCULADOS

- Frutos de la tierra, óleo sobre lienzo, 300 x 277 cm, autor José Aguiar García (1895-1976), fecha de creación 1927, composición alegórica a la recolección de los frutos de la tierra, una composición que queda encuadrada por una platanera, un cardón al centro, una tunera y un drago a la derecha, en primer término y de izquierda a derecha; un grupo de personas; dos hombres con azadas, una mujer sentada con su hijo en brazos, un hombre con una piña de plátanos, una maga con flor, una maga con lechera, y a la derecha dos magas con una cesta de naranjas. Ubicación: pared lateral izquierda de la entrada principal al Palacio Insular.

- Alfombra de flores, óleo sobre lienzo, 300 x 277 cm, autor José Aguiar García (1895-1976), fecha de creación 1928, la descripción iconográfica es un grupo de mujeres que se entretienen haciendo alfombras de flores de mucho colorido en una calle cuyo fondo es un inmueble con una puerta con escudo y, sobre ella, un balcón canario de grandes dimensiones. En una ventana, a la derecha y ya en un segundo plano, dos mujeres cuelgan banderas de fiesta para adornar la calle. El grupo principal en primer término lo forman siete mujeres con atavíos de fuerte colorido. Ubicación: pared lateral derecha de la entrada principal al Palacio Insular.

- Vitrales o vidrieras policromadas (3 paños), dibujos sobre cristales tintados de color en su propia masa, unidos con tiras de plomo, una composición con escenas de la tierra canaria, con quehaceres propios de la agricultura y ejemplos de la flora autóctona, resuelto en tres paños. En el del centro, además, figura el escudo constitucional y el de la isla de Tenerife. Autor: Maumejean, S.A., Madrid. Ubicación: entresuelo, entre la planta baja y la planta alta por la entrada principal del Palacio Insular.

- Reloj de carillón de la Torre del Palacio Insular. Los elementos que lo conforman son los siguientes: maquinaria del reloj, elementos de unión entre la maquinaria y las esferas y campanas, esferas y campanas y estructura que las soporta. El conjunto compuesto de reloj, campanas y esferas fue fabricado por la empresa española Viuda de Perea, de Miranda de Ebro, en el año 1951, una de las casas más prestigiosas de construcción de relojes y campanas. Las siete campanas del conjunto (seis del toque de melodía y una para los toques de hora) están unidas a la maquinaria del reloj mediante tirantes metálicos y se soportan en una estructura de acero. Este reloj es único por sus toques de campanas, cada cuarto de hora estas emiten los sones del tajaraste, un sonido original que le distingue.